True Crime y la perspectiva hacia la mujer

Por: Selene Revilla-Estudiante de Ciencias de la Comunicación en la UNP

 En la actualidad ha recobrado con fuerza un género ambiguo conocido como True Crime; abundan series de televisión que narran hechos reales de crímenes y asesinos seriales, reconstruyen cada escena para el deleite de la audiencia, pues se sabe que el morbo vende y lo hace muy bien. Sin embargo, es necesario preguntarnos ¿por qué la violencia, y en particular el asesinato, forman parte del entretenimiento? ¿hasta qué punto está justificado producir este tipo de entretenimiento?

Ahora bien, la mujer se ha convertido en una fuente inagotable para la inspiración de estas series, la mayoría de las víctimas de estos documentales son mujeres, mujeres secuestradas, violentadas física y sexualmente y asesinadas por transitar libremente en el espacio público, por salir por la noche, por beber, por tener relaciones sexuales, reflejando esa idea ideología machista de que todo lo que nos ocurre, nos ocurre por ser mujeres. Demostrando que, por extensión estas series reflejan los fascinante que puede ser el crimen, el asesinato y la tortura a nuestro género

Por ejemplo, la serie documental El Caníbal de Atizapán, un hombre que cometió actos atroces hacia las mujeres por más de tres décadas, ha caído en un abismo de críticas, puesto que el principal problema es la manera en cómo se aborda, lo cual no ha logrado su objetivo principal “concienciar sobre la violencia  hacia la mujer” sino más bien, ha seguido los mismos patrones que supuestamente quería denunciar. 

El True crime, es también catalogado como terror sexual, que afecta en distinta magnitud a los hombres y a las mujeres: Lo que, por lo general a ellos les produce misterio y ocio, a nosotras nos produce terror. Sin embargo, es interesante que el que el público que más lo consume es la audiencia femenina, debido a que se ha convertido en un aprendizaje de técnicas de supervivencia que podrían ser de utilidad ante una situación extrema.

No obstante, es importante decir que el problema no recae en este género, sino en la manera cómo se le da el tratamiento a estos temas. Si se desea abordar un tema de violencia hacia la mujer debe ser bajo una perspectiva más constructiva y realista, exponiendo al victimario y guardando respeto a la víctima.