Biografía de Luis Montero

 Por: Selene Revilla- Estudiante de Ciencias de la Comunicación en la UNP 

"La Venus Dormida"



"Los Funerales de Atahualpa"
"La Limeña en la Hamaca"




Reconocido por inaugurar el género desnudo en el continente americano, por ser el pionero en desarrollar temas peruanos con éxito en la rigurosidad europea, así como, por ser el primero en pintar un tema de nuestra historia nacional con la obra. Sí, así es, estamos hablamos de Luis Fernando Montero Cáceres.

Este pintor, nacido en Piura el 07 de octubre de 1826, es fruto del amor entre Don Francisco Montero y Doña María Cáceres. Desde pequeño sintió gusto por el arte, sin embargo, fue hasta 1837, a la edad de once años, que recibió sus primeras clases en la cárcel del francés Robert Tiller. 

El despegue de su carrera se dio gracias a la beca otorgada a Italia por el presidente Ramón Castilla en 1847, quién fue retratado por Montero, en miniatura. En Italia, recibió su formación en la academia de Florencia, y de sus tres viajes realizados a Florencia las pinturas más representativas de cada viaje son: “La venus dormida”, “La limeña en la Hamaca”, y “Los funerales de Atahualpa”.

En 1852 presentó en Lima, su “Venus dormida”, la cual causó sensación al ser el primer desnudo en la historia de la pintura peruana y americana, obteniendo su segunda beca y de este periodo” La Limeña en la Hamaca” fue presentada en una exposición en Florencia en 1855. Sin embargo, su destino se enrumba hacia Cuba, en donde se incorpora al Liceo Artístico de La Habana y contrae nupcias con la Puertorriqueña, Juana López.

Regresa brevemente al Perú entre 1859 y 1861 para realizar retratos de personalidades  limeñas, y viajó nuevamente a Italia con el auspicio de Don Mariano Miguel de Ugarte. No obstante, al llegar a Florencia, Montero recibe la noticia de la quiebra de Don Mariano, quien le había asegurado una renta mensual; lo cual frustra sus aspiraciones.

En aquella época se encontraba realizando, su obra monumental: Los Funerales de Atahualpa. El dinero que le envió el Gobierno Peruano para ayudarlo en su retorno, le alcanzó solamente para el traslado hasta Río de Janeiro. Es por ello, que se vio obligado a exhibir su cuadro, haciendo un triunfal recorrido por Río de Janeiro, Buenos  Aires y Montevideo; y lo exhibió a cambio de dinero, recibiendo elogiosos comentarios de la crítica, confirmando el veredicto de la crítica europea sobre el triunfo del artista.

Pisó tierras peruanas en 1868 y obsequió su enorme lienzo al Congreso de la República el cual fue aceptado por Ley del 26 de octubre de 1868, Art. 4 "El mencionado cuadro se colocará en el Salón de sesiones del Congreso". El 22 de marzo de 1869, la muerte le sorprendió con fiebre amarilla en el Callao, cuando se encontraba a punto de embarcarse nuevamente hacia Europa, dejando inconclusa el lienzo “La Redición de los Castillos”.

El estilo de Montero, aclamado en el siglo XIX e incomprendido en el siglo XX fue denominado por el crítico francés Paul Delaroche “Just Millie”, traducido al español “Justo medio, Buen sentido” y definida por Gustavo Planche como la posición conciliadora entre neoclásicos y románticos.

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